lunes, 14 de enero de 2008

Reflexión lunática

O reflexión de lunes. Mirando las cosas en frío, la semana en Madriz ha sido increible. Y el tiempo que pasó entre las 3 de la tarde del viernes hasta las 5 de la tarde del sábado fue inmejorable (salvo percances finales que quiero olvidar).
Pero hoy ha sido lunes. Uno de estos de mierda, de los que todo sale al revés. Nada sale como esperas y poco a poco te vas desmoronando por dentro, y notas que no puedes hacer nada. Que el universo se ha aliado contra ti y el lunes te va destrozando.

Puedes pasarte todo el día rodeado de gente y nunca dejar de sentirte solo, esa pieza que sobra en un engranaje. Paja. Papel. Y es entonces cuando más necesitas a alguien.
Pero sigue siendo lunes.

Y los lunes, cuando tu felicidad depende de un sólo foco, son muy jodidos. Porque como los domingos son fiestas, la bombilla a veces se funde, y no hay nadie para cambiarla.

Es entonces cuando recuerdas para que sirve este blog, para desahogarte aunque no lo lea nadie (o cuatro gatos a los que no sabes muy bien si les importas). Prefieres escupir las palabras mediante el teclado. Decides que ya basta de llorar y que hay que sacar a pasear al optimismo.

La bombilla se cambiará, y el foco de mi felicidad seguirá brillando mucho tiempo. Y con luz propia. Entre todas las sombras.

Y sabes que sólo ha sido un lunes gris. El enésimo naufragio. Nada más.

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